lunes, 19 de noviembre de 2018

Hallelujah

Me lleno de una costanera sureña con cumbia, gente comiendo bondiola y bicicletas que pasan rapidísimo.
Un especie de distracción.
Está Elizabeth y Linda y buscamos la sombra sobre esa calle de tierra.
Es un verde intenso y un sol fuerte que me va a quemar un poco.
Pero de eso me voy a dar cuenta recién el día siguiente.
Que es hoy.
Y hoy me lleno del parque y sus habitantes.
Los que hacen deporte y los que no.
Los tambores y el sol de la tarde que atravieza esos pinos altos.
Estamos bien.

Si.
Estamos bien.
No solo me tocó el sol.
Fueron todas esas otras cosas también.
Cosas que todavía no tienen nombre.
Que no se lo que son.
Lo que fueron y lo que podrían llegar a ser.

Entonces.
Lo dejo todo flotar.
En el aire, en el parque y en mi.
Probar diferentes ángulos.
Dejarlo ser.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Jag vill tacka livet

























Y un día se fue Sven para no volver nunca más.
Aunque yo se que en relidad no se fue de verdad.
Se que el está allí entre nosotros.
Mirando, observando, acompañando y opinando.
Para mi que va a ser nuestro fantasma de la iglesia.
Un fantasma pero de los buenos.

Todos estos días hablo un poco con el.
Por la mañana lo saludo.
Le digo, Godmorgon Sven.
Y se que me escucha.
Hoy, cuando salí a caminar antes de la lluvía, también estaba allí.
Acompañandome en silencio.
Viendo ese cielo gris que estaba con unas ganas terribles de llorar.
De dejar salir todas esas cosas.
Aliviar la presión.

Por momentos me da ganas de llorar y lloro.
Pero más que por su (no) partida, por haber tenido la suerte de conocerlo.
Llorar de felicidad por tener esa riquesa en mi vida.
De haber llegado a tener una persona como Sven en mi vida.
En mis días.
Soy muy privilegiada.

Al final salió el sol y podíamos sentarnos afuera.
Tocó la banda de jazz y había olor a fuego.
Había calor de personas.

Como también hoy al final cayeron esas gotas nececarias.
Mezclado con el calor.
Conurbano veraniega.
Vestido, paraguas y asfalto hirviendo.
Te quiero.
Como quiero a Sven.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Tres































Las cosas que no pasaron en tres.
Es después de la paloma y el regalo que me dejó.
La caida fué dura, pero en el momento no pensé que me iba a dejar esas marcas.
Al final parece que todo de una manera deja marcas aunque a veces algunos tardan antes de aparecer.
Algunas ni se ven.
Ahora mis rodillas van cambiando de forma y color.
Parezco esa niña de cinco años que se cayó de la bicicleta.
Tal vez soy esa chica y que de una manera el universo se estaba tratando de comunicarse conmigo.
Con la paloma y la vereda me estaba diciendo cosas, avisandome de cosas que no podía ver con los ojos.

Después de la pausa de la primavera llegó el verano.
Así crack bam bom.
Como siempre salteó partes.
Pero antes estaba la tormenta.
Para eso tampoco me había preparado.
El barco se había empezado a mover y al bajarme era como haber viajado a otro lugar en el mundo.
Muy lejos de Buenos Aires.

Ya he estado aquí, en este lugar, pero la historia en ese momento no era mía.
En ese entonces yo era el público.
Ahora soy uno de los actores y trato de acordarme como era estar del otro lado.
Trato de ver que es lo que veía ella.
Todo para tratar de no cometer los mismos errores.
Por más que sé que este es mi historia y nunca va a llegar a ser la misma.
Y que lo tengo que vivir yo.

Siento que quiero tratar de desifrar.
Encajar.
Entender cosas que ni yo entiendo o estoy segura de.
Trato de conversar con mis fantasmas y que ellos me cuenten de que tengo miedo.


miércoles, 31 de octubre de 2018

Cuando la primavera tomó su descanso



Paso por varios años atrás.
La casa de la otra Anita y la Mery en Banfield aunque yo me bajé en Escalada.
Y saqué esos miles de fotos.
Era en el otoño y quemaban esas hojas.
Me acuerdo del humo.
Estaba atrapada de este para mi nuevo lugar en el mundo.
Zona sur.
En ese entonces no tenía ni idea de que yo misma iba a pertenecer a ese mundo sureño.
Tampoco de lo otro y todas esas otras cosas que venían en el paquete.
El kit.

Hoy me toca a mi volver a poner sábanas recién salidas de la fabrica en esa cama donde van a dormir otros.
Es un cuarto desnudo todavía y hay algo sobre ese momento.
Lo único que hay, una cama, un espejo grande y una ventana que hace que entra todo lo que tiene que entrar.
Mi imagen en el espejo me hace compañía.
Somos dos en ese cuarto.
Karin y Karin.

Cuelgo la cortina de la ducha en el baño, pongo los cubiertos en los cajones, los vasos en la estantería y todas esas cosas me llevan a un lugar que ya conocí.
Cuando una vez era la casa y yo preparando para recibir a los exranjeros.
Ahora no es mi casa pero es el mismo procedimento y siento que de esta manera es mucho más mejór.
Tal vez tenia que pasar todo eso otro antes para poder llegar hasta aquí.
Como un preparatorio.
Como un acomodar.
Hasta llegar a su punto más ideal.

lunes, 29 de octubre de 2018

El título iba a ser algo que escuché en el tren pero me olvidé que era

Este postal está un poco doblado. 
Se cayó al piso y tocó un poco la humedad antes de visitar mi bolsillo, para luego llegar a estar acá.
En plaza Dorrego domingo de feria.
Es la noche ya y estoy en el medio entre los tambores y la pista de la milonga.
No sé a cuál de los dos prestar mi atención hasta que me doy cuenta que no hace falta elegir.
Puedo estar en los dos y hasta bailan juntos.
Hay turistas y yo podría ser uno de ellos.
De hecho soy uno de ellos con mi mochilita que podría llegar a tener zapatos para bailar.
Pero no.
Hay un taper vacío, la billetera del abuelo y el libro que nunca llego a terminar.
La plaza está linda con lucecitas de colores.
La espera también.

Vamos a la calle Betlehem que no tenía idea que existía.
Es una mesa alta con bancos altos.
Demasiado alto para nosotros.
Pero probamos y va bastante bien.
Cuando nos vamos ya se fueron los músicos, los turistas y los bailarines.
Quedan los que se van último.
Los que piden una ronda más por más que sea domingo y mañana hay que trabajar.

Ahora buzco un buzón.
Como el corista sueco que me pregunto varias veces si no sabía dónde había un correo.
No se encuentra tan fácilmente y el estaba por rendirse.
Le dije que no.
Que siga buscando porque alguien en Suecia se va a poner muy contento al recibir ese postal.
Por más que por ahí le va a llegar en un año.
No importa.
Algunas cosas nunca llegan tarde.

domingo, 21 de octubre de 2018

Afuera de la ventana

Hay olor a carne y una avioneta hace publicidad desde el cielo.
Habla, pero no escucho lo que dice.
El mural afuera de mi ventana ahora es verde y marca el paso del tiempo.
Antes del viaje esa pared estaba desnuda.
Un día va a volver a encontrarse en el mismo lugar pero va a ser diferente.
Desde este lugar el mural parece un cuadro donde la ventana hace de marco.
No me canso de miralo.

Me pongo a buscar si canso es con ese o con zeta por las dudas y aparece una canción romántica.
Agus me manda un video de la llegada al mar y una parte mía piensa que debería haber ido.
Es el momento postviaje.
Suele llegar el sexto o séptimo día. Lo sé. 
Es automático.
Cuando volviste a guardar la ropa en el placard y las valijas se encuentran vacías nuevamente me convierto yo en una de esas valijas.
Después y de a poquito se van a ir llenando.
También lo sé.

Dice que estaba muy blanca.
Y yo quiero entender que quiere decir.
Poner más peso de lo que es.
Quiero saber si es positivo o negativo ser muy blanca.
Pero sé que no lo voy a lograr.
Que no me lo va a decir.
Es simplemente una observación. Nada más.
Soy muy blanca.

Cruzo la avenida ancha que podía ser un mar.
Desde el otro lado veo el humo blanco te acompaña.
Un faro que me dice donde estás.
Es desde lejos y en silencio que te digo las cosas que no te puedo decir porque no hay tiempo o lugar.
Cuando llega el cientotreinta ya no veo más tu humo y me vuelvo a acordar que nada de esto pasó.
Es solamente una ilusión óptica.



jueves, 18 de octubre de 2018

Arrivo






















En el tiempo de sapos y grillos yo trato de acomodarme.
Llegaron temprano este año.
Mucho más antes que yo me esperaba.
Tal vez estaban anciosos y se adelantaron.
Está bien igual que así sea.
Siempre me gustó más volver en esta época.

La que no se adelantó fue la Jacaranda.
Aquí estoy para recibirte.

La última semana de Suecia fuí a la biblioteca con Sigrid y encontré un libro sobre la botánica.
Tenía hermosos ilustraciones y un texto sencillo y fácil sobre los diferentes árboles y flores.
Había un capítulo sobre los flores salvajes y sentí que hablaba un poco de mí.
Y mi forma de ser.
Un día pienso que voy a encontrar ese libro entre mis otros libros en esa casita chiquita y de madera.

Es antes que las siete de la mañana y cuando el avión aterriza todavía es oscuro.
Recién llegando a migraciones se abre esa grieta para dejar pasar las primeras líneas de luz.
Buenos Aires me recibe vestido de verano y es un auto muy venido abajo que me viene a buscar en Ezeiza.
Yo estoy antes que el y lo espero en un banco del otro lado.
Alejado de valijas y llegadas.
En este sector son las partidas y son más tranquilos.
Las personas se bajan de taxis y de autos sin hacer mucho ruido.

Es lindo tener esos quince minutos de espera.
De sentir la mañana llegar.
Y yo también.

lunes, 15 de octubre de 2018

Mind your step






























Todavía queda miles de fotos para subir.
Bueno está bien. Tal vez no sean mil, pero treinta y cinco seguro.
Por ahí de a poquito, como para estirar un poco la estadía.
A largar lo.

Amsterdam y vi la tarde conventirse en noche.
Ahora hay miles lucecitas de las pistas, los aviones y camiones.
Este lugar es familiar.
Ya estuve aquí muchas veces.
Hay algo con estar en el lugar en el medio.
De todavía no haber cruzado el mar.
Como un todavía estoy aquí.
De este lado del mundo.

Había prometido a mi misma que no iba a ser drámatica, pero se ve que las lágrimas siempre las tengo ahí nomás.
Y vienen enseguida con el movimiento del abrazo.
Padre dice que esta bien que sea sensible.
Tál vez tiene razón.

Ahora Perú está sentado en el piso a lado mío.
Hay una voz que constantemente dice "Mind your step".
Alguien esta tocando el piano.
Hace un poquito de frío, pero Vicky dice que allá me espera la primavera.
Y que eso no suena tan mal.

domingo, 14 de octubre de 2018

Whiskey!































Es como si todo estuviese un poco en su lugar y eso confunde.
Padre me compra una batería nueva y de golpe me puedo mover más libremente.
Hace veintidos grados en octubre y no nos molestamos con usar medias.
Con la Sigrid salgo a pasear para que se duerma la siesta.
Es calmo y es en el parque a lado.
No se escucha los autos. Solamente se escucha el parque y los niños jugando un poco más lejos.
Sigrid se queda dormida.
La gente que pasa saluda.
Creo que es ese el mejor momento de la fiesta.
El antes.
Las ruedas sobre el caminito de tierra y los arbóles converando suavemente.
Junté un montón de esos momentos.
Ratitos de amor.
Que también guardaré en esa cajita de madera.

Cuando volvemos empiezan a llegar los invitados.
Llega la mama todo colorida, colorada en su bicicleta verde y su casco blanco.
Me lleno de ternura de verla de esa manera.
Toda traspirada.
Madre andando en bicicleta no son todos lo dias.
Me ofresco llevar la bici atrás y casí me pongo llorar de la emoción cuando no me ve.
Tal vez es posible que algunas cosas cambian.
Aunque después me entero que no es tan así.
Pero no importa.
El momento lindo lo tuve y es suficiente.
Podemos vivir un poco en esa ilusión.

Cornelia esta todo pipi cucú y el Nils también.
Aunque más palito que antes.
Nos sentamos en el lugar favorito de la casa con copas y torta con cara de cocodrilo.
Es una hermosa tarde.
Es un hermoso cumpleaños, aunque Sigrid no entienda que es ella la que esta cumpliendo el año.
Madre pide que KF nos saque una foto.
Nos saca mil.
Me encanta.
Somos nosotras.
Con fallas, peleas, ilusiones y tristezas.
Pero también somos nostras, fuertes, contentas y locas.
Pasado, presente y futuro.
Todo a la vez.

Después de soplar las velas, abrir todos los regalos y tirarnos un rato en el sillón, voy hasta el mar.
El sol está bajandose y ya se puse demasiado fresco para vestido.
Pero la noche es tan hermosa que eligo pasar un poco de frío para no perderme de eso.
Y para despedirme por más que no nos despedimos.
Es un hasta luego.
Y sobre todo es un gracias por esta vez.
Hay otros como yo pero sin la parte de hasta luego.
Es parte de su mundo día día.

Quién hubiera sido yo hoy si esto fuera mi día día.
Las caminatas con y sin carrito.
Las charlas con los ancianos en esa iglesia que era tan linda.
Las bicicleteadas y la biblioteca.
La selva nórdica y los cafés.
Todos esos ingridientes.
Juego con el pensamiento y ahora a punto de volver aún no tengo respuestas.

Uruguay y te quiero